viernes, agosto 15, 2003

Por Lautaro Emmanuel Moreno.
Barrios: Un campeó sin corona
La escena del estadio Arena de Miami era dominada por Jorge Rodrigo Barrios (58,500 Kg). La quimera figura brasileña de Acelino Freitas (58,900 Kg) ya había visitado la lona en dos ocasiones y sus piernas estaban sensibles. “La Hiena” atacaba de manera frontal, provocando la algarabía del público. El hombre de Tigre no sólo se había ganado un espacio en las altas esferas boxísticas, sino que también estaba conquistando el mundo. Hasta que sonó la campana del undécimo asalto y en una fracción de segundo, un derechazo de “Popó” acostó en el suelo al argentino. Una vez en el rincón, sus segundos cumplieron todos los métodos tradicionales para reanimarlo. Pero ninguno funcionó. Otro derechazo y nueva cuenta para Barrios, que con guapeza y amor propio continuó. Sin embargo, no se podía mantener en pié y el árbitro acertadamente finalizó la contienda y, de la nada, Freitas conservó su corona AMB y OMB superplumas.
Freitas salió a arroyar al argentino, quien respondió de manera nerviosa. De inmediato, el entrenado por Horacio García se serenó y recorrió, en forma pensativa, el ring, con su guardia en alto y sin dejar de mover la cabeza. Un ascendente del brasileño pareció hacer vacilar al retador.
Desordenadamente, con golpes poco ortodoxos, Barrios fue ganando posiciones hasta adueñarse del centro del ring. “Popó” retrocedió cautelosamente y replicó, con poca eficacia. Aunque le bastaron dos arremetidas para herir el arco superciliar izquierdo del bonaerense.
Paulatinamente, Barrios elevó su confianza y comenzó a achicar las distancias. Su mano izquierda fue una llave constante para quebrar la defensa de Freitas. Promediando el cuarto segmento, fusiló contra las cuerdas al brasileño.
La pelea era tan explosiva y vibrante que no permitía quitar la atención del cuadrilátero. En el noveno round, Freitas asestó un tremendo derechazo que hizo tambalear al tigrense, pero Barrios frenó la avanzada brasileña: lo tomó mal parado y cuenta de protección para el campeón.
El perfecto uno-dos, al inicio del undécimo round, que derrumbó al brasileño, elevó la figura del argentino. Como nunca antes visto, Freitas caminaba dubitativamente, al filo del nocaut. El protagonismo pertenecía a Barrios. Increíblemente, en un parpadeo después que se escuchó el campanazo, un derechazo penetró la retaguardia de Barrios, dejándolo acostado en la lona.
A la salida del duodécimo asalto, Freitas no permitió que su oponente se recuperara y con otro mazazo, obligó a otro conteo. El tigrense ya no tenía fuerzas en sus piernas. Con ímpetu y coraje, quiso continuar. Pero su andar débil y tambaleante se lo impidió.
Desanimado y circunspecto se marchó Barrios. Sin embargo, cuando su mente se enfríe, percibirá que su carismática figura conquistó el respeto y la admiración del mundo del boxeo, que desea ver con ansias una revancha contra Freitas, el gran campeón.
E-mail: morenolautaro@yahoo.com.ar


Por Lautaro Emmanuel Moreno.
Narváez retuvo su corona en un paupérrimo empate

Con un semblante serio, Omar Andrés Narváez (50,000 Kg) escuchó el veredicto dividido que determinó el empate, en la revancha a 12 rounds, ante el italiano Andrea Sarritzu. Sonrió moderadamente cuando recibió los saludos y felicitaciones de la delegación que lo acompañó en su peregrinaje a la Isla de Cerdeña, Cagliari, Italia. Su pequeña alegría proviene de que los siniestros personajes que responden a determinados grupos económicos, no pudieron robarle su cinturón. Pero, interiormente, predominó la decepción de no haber podido repetir su última fenomenal actuación, ante Everaldo Morales.
Hábilmente, Narváez recorrió el ring con su habitual prudencia y atacando con jab derecho. El italiano, por su parte, intentó seguirle el ritmo, pero sin asumir el impulso de la pelea, tal como se lo proponía el argentino. Este hecho, sumado a la imprecisión que ambos mostraron con los puños, produjo un combate llano y muy equilibrado.
El trelewense trabajó de manera sólida en defensa, sobre todo en el anticipo, y en la parte ofensiva, fue mínimamente más certero.
En el epílogo del tercer lapso, el dirigido por Carlos Tello tomó mal parado a Sarritzu, a través de un golpe tenue, y lo derribó. Sin embargo, el árbitro juzgó resbalón.
Se esperaba que promediando la mitad del pleito, Narváez explotaría todo su potencial. En el sexto asalto, el monarca OMB intensificó su ofensiva con su izquierda en punta y eludiendo las arremetidas del italiano, mediante su taimada cintura. Esa vuelta, ilusionó al rincón argentino. Parecía que Narváez tenía controlado al aspirante. No obstante, al siguiente segmento, la pelea se hundió en un profundo socavón.
En una contienda paupérrima, chata, tediosa, el argentino demostró, nuevamente, ser superior a Sarritzu, aunque, en esta oportunidad, no pudo lucir su boxeo. Pegó poco, es cierto, pero recibió menos aún.
Es incuestionable que Narváez no perdió, como lo indicó la increíble tarjeta del inglés Roy Francis (113-115). También es inaceptable el guarismo del juez José Rivera (116-112), que expresó una abismal diferencia a favor del chubutense, que nunca existió. Más razonable es la decisión del español Manuel Oliver Palomo (114-114), que determinó empate, que resultó ser la resolución final.
Éste combate es ser útil para el argentino, sí lo interpreta como un tirón de orejas, pues un campeón del mundo no se puede permitir el lujo de presentarse en un 80 porciento de sus facultades, tal como lo admitió, antes de la pelea, Andrés Narváez. El oriundo de Trelew, deberá preocuparse por retornar a su nivel y optimizarlo. Aptitud y capacidad no le faltan, eso ya lo sabe todo el mundo.
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