viernes, julio 04, 2003

Entrevista a Atilio Rondolini.
La fábrica de campeones se dividió
La cara redondeada, mirada franca y sonrisa fácil, delatan la afabilidad y
naturalidad de Atilio Rondolini, uno de los maestros de la escuela pugilística de la Sociedad de Fomento Mariano Moreno de Carupá. Acomodado en la cabecera de la mesada, el formador de campeones expresó su congoja por el conflicto personal que tuvo con su mentor boxístico, Horacio García. "El error, que me arrepiento, es haber creído en una sola persona y que ésa persona me haya traicionado. Le di toda mi confianza y lo acepté como un segundo padre. Estuve en los peores momentos de su carrera, de hombre, entrenador...", reveló.
"Tenés que volar, porque ya sabés. No tenés nada que aprender. Sos un buen entrenador y no sos ningún tonto. Así que, podés seguir trabajando sólo", fueron las palabras de García, que quebraron 17 años de amistad mutua.
"Me cayó como un balde de agua fría. Nunca pensé ésa contestación", dice Rondolini. "De Horacio García, nos abrimos tras la pelea de Ariel Olveira, cuando perdió el título argentino. El no se hizo cargo de nada y pensó en otra cosa, en lugar del ser humano. Me dolió", confesó con sus ojos brillosos.
Rondolini subrayó que García fue "un gran maestro". "Sería un hipócrita si diría que Horacio no me ha enseñado", manifestó.
Luego demudó el aspecto de su rostro cuando señaló: "Ahora, desgraciadamente hay algo diferente en García. Prefirió cambiar 17 años de amistad o de hijo, como él me decía, de compañero, de viajar, de compartir buenos y malos momentos, de perder o ganar plata, y por nada".
El silencio prevalece en la casa de Atilio. Sus dirigidos, Ariel Olveira y Víctor Toledo lo observan con deferencia. "Quizás me hizo bien distanciarme de ésta persona. Más adelante lo sabré responder o quizás voy a seguir pensando toda mi vida que me hizo mal. Por Ahí, me hizo un favor para poder seguir trabajando solo".
Su discurso continúa, pero con sentido positivo. "Debo seguir remando. Tengo a Olveira, Toledo y tantos chicos nuevos que tienen posibilidades de convertirse en grandes figuras".
El contenido de la oratoria de Rondolini fue tan interesante que ninguno de los interlocutores vislumbró que el mate permaneció inmóvil, en la mesa, durante cuarenta minutos de cátedra. Las penurias de un difícil conflicto quedaron atrás. Por la mente de Atilio circula otra preocupación: recuperar el título argentino junto con Olveira y continuar aceitando la máquina de producción de boxeadores.

E-mail: morenolautaro@yahoo.com.ar