martes, julio 18, 2006

UN TIMO QUE NO TAPAN LAS PALABRAS
Por Marcos Vistalli (Colaboraciòn especial desde tandil)
Hay desatenciones que uno debe agradecer. Las invitaciones al Unión y Progreso no aparecieron y gran favor que me han hecho. No ha sido tan atrayente, en cambio, el anuncio de una programación pirata que me indujo a una leal alabanza, en este mismo espacio el miércoles pasado. Lo que los organizadores informaron era una buena pelea, lo que montaron, fue un engaño a la credibilidad, a la buena fe, y un exceso de confianza a quién ya no la merece. Por mi parte, solamente perdí un poco de tiempo haciendo la nota, creyendo colaborar para que a todos les fuera bien. ¡Iluso de mí! Los que concurrieron al estadio, fueron engañados, ganados por la indignación a la hora de ver un despropósito sobre el ring, fruto de una maniobra totalmente desleal hacia el público. El buen boxeador que es Marcelo Alejandro Martínez fue remplazado por su hermano (por qué no un tío, total….), Gustavo Javier, quién no pelea desde el 14 de abril del año 2001, habiendo hecho su último combate con 63 kg., casi unos diez menos que el sábado. Su preparación física fue de una semana. Para peor, la Comisión Municipal de Box y Jorge García (desenterrador de boxindangas) sabían desde el día anterior, en el pesaje, que el boxeador (es un eufemismo) no era el anunciado y que, además, era algo impresentable en un ring. Pero nadie avisó a nadie. Ambos son cómplices de este engaño, con un agravante, cuando detrás del engaño corre el dinero, entonces la picardía se llama estafa. Y eso es lo que se cometió con el público que generosamente fue al estadio, creyendo en lo que le prometían los medios, voceros sorprendidos por la irresponsabilidad de Jorge García, que no es la primera vez que deja jirones de credibilidad en su proceder. Personalmente, por una cuestión de higiene mental, su oscura actitud, me sirve de última lección. Lo lamentable es que el sepulcral boxeo tandilense que estaba por tener una figura convocante, ahora tiene una promoción que espanta. Tampoco está muy libre de culpa el Director de Deportes, al fin, los co-responsables del silencio son sus elegidos y subalternos. En su defensa debemos coincidir en que el Sr. Betmale sabe tanto de boxeo como quién esto escribe, de cazar panteras, pero es su obligación que la estafa no sea concretada por la lenidad de su organismo con quién, es menos confiable que una piraña dentro de un bidet. Tal vez debería buscar un buen asesoramiento para que el boxeo de Tandil, entre los que vapulean afuera y las piltrafas que traen a esta ciudad, no se parezca a una empresa de pompas fúnebres.