Solo le pido a Dios
Entrevista a Ricardo “Kojak” Silva
Ricardo Daniel Silva agradece a Dios el aire benévolo que rodea a su delgada figura. Su reluciente cuero cabelludo reverbera el solazo de abril. El oriundo de Los Polvorines es dueño, por tercera vez, del cinturón argentino de la categoría ligeros, tras superar a Sergio Eduardo González. Próximo a cumplir cuarenta y un años, el 25 de mayo, “Kojak” asegura que continuará combatiendo y piensa en recuperar el título sudamericano. Pretende cumplir su sueño de dicha: participar de una velada en el Luna Park y obtener otra oportunidad por campeonato mundial.
Con tonalidad meliflua detalló cada sensación vivida el sábado en la Federación Argentina de Box (FAB). “Salió todo como habíamos planeado. Tuvimos que cuidarnos, porque (Sergio Eduardo) González revolea mucho sus manos pesadas. Aprovechamos su ansiedad, inexperiencia y nerviosismo de todo lo que le había pasado: él era campeón en receso. Todo esto influye arriba del ring”, cometa Kojak.
“El trabajo táctico lo hicimos bárbaro, al pie de la letra”, define el experimentado pugilista. Se le escapa una breve carcajada, cuando confiesa: “Había momentos en que yo me quería prender, porque la sangre por dentro corría a mil”.
Un sentimiento pavoroso recorrió su mente tras del choque de cabezas con su rival. “Después que chocamos las cabezas, de refilón, sin querer, me produce un corte. Me asusté, porque dudaba qué había marcado el árbitro Carlos Roldán. Iba por el séptimo round, y el árbitro miró que comencé a sangrar. No sabía cuanto podía ser el corte. Le pedí a Dios que no me pare o llame al médico, porque eso a uno lo pone nervioso y agranda al rival”, rememora.
“No tengo un récord de noqueador, pero la experiencia me hizo saber que no es necesario tener una pegada demoledora para tirar al rival. Se debe agarrar al contrincante en el momento justo, en el cruce, directo al mentón. La punta de la pera es fundamental, ya que cuando nos tocan allí, se cae cualquiera. El único que venía invicto sin caer era Mike Tyson hasta que lo golpearon en el mentón. Lo que pasa que es difícil enganchar a un boxeador en la pera. A González le tiraba mucho al mentón, pero venía bien perfilado y tapado. Se ve que vio muchos videos míos. En los primeros rounds varias izquierdas mías pasaron por encima de la cabeza de él. Luego, le apunté al oído. En su primera caída lo enganché en la cien”.
Las 93 peleas (63 triunfos, 26 antes del límite, 23 traspiés, 4 empates y 3 sin decisión) que ostenta, hacen que no sea difícil reconocer y estudiar el estilo de Ricardo Daniel Silva. El experimentado boxeador confiesa la fórmula para mantenerse en forma. “Siempre trato de estar lo mejor posible y en los últimos tiempos con más razón. Atar los cabos y no dejar ninguno suelto, porque arriba en el ring una vez que tocó la campana, no hay vuelta atrás. No se puede pedir pido ni un recreo para hacer lo que no hicimos antes”.
Un inconveniente tradicional de los pugilistas es medirse con antagonistas que utilizan guardia izquierda. “Me capacité mucho para combatir contra los zurdos y sé que actualmente hay pocos boxeadores que saben trabajar con zurdos, siendo zurdos. Trabajé mucho tiempo con sparring, compañeros en el gimnasio y rivales zurdos. Para mí no es ninguna complicación, al contrario me es más fácil pelear con un zurdo que con un diestro”.
“Quiero recuperar el título sudamericano”, reitera Silva, pues hasta el 13 de diciembre del año pasado lo tenía bajo su poder. Héctor Tejeda se lo arrebató en Mendoza. “Perdí en un fallo injusto -se defiende- Héctor Tejeda me había prometido que la primera defensa la iba a hacer conmigo. Ahora tiene como nuevo mánager a Mario Arano y me cortaron. No quiero que me duerman. Me enteré, lamentablemente, que Tejeda no anda bien de salud y si le confirman que no puede seguir boxeando, el título quedaría vacante y lo disputaría ante Aldo Ríos”. Caso contrario, el neuquino Aldo Nazareno Ríos retará a Tejeda.
“Kojak” ya recibió la habilitación por parte de la FAB para enfrentar al colombiano Raúl Noriega, el 10 de mayo, en el Luna Park. “Sí Dios quiere que me convoquen, porque todavía no está confirmado ni el lugar ni la fecha”.
Para Ricardo, combatir en el Luna Park sería cumplir su sueño y un broche ideal para su extensa carrera. “Le ruego a Dios que me de otra chance por el título mundial, con (el norteamericano Floyd) Mayweather, (el rumano Leonard) Dorin, el que sea. Me tengo confianza frente a todos”.
“¿Por cuánto tiempo pelearé? Eso está en la mano de Dios, porque me cuesta un montón entrenarme. Hay que ser sincero con uno mismo, voy a cumplir 41, parece que no, pero el cuerpo se va desgastando, se va agotando. Por eso le pido que éste año sea el mío”, concluyó Ricardo “Kojak” Silva que con una sonrisa distraída como pidiendo disculpas se despidió: “Qué Dios los bendiga”.
Entrevista a Ricardo “Kojak” Silva
Ricardo Daniel Silva agradece a Dios el aire benévolo que rodea a su delgada figura. Su reluciente cuero cabelludo reverbera el solazo de abril. El oriundo de Los Polvorines es dueño, por tercera vez, del cinturón argentino de la categoría ligeros, tras superar a Sergio Eduardo González. Próximo a cumplir cuarenta y un años, el 25 de mayo, “Kojak” asegura que continuará combatiendo y piensa en recuperar el título sudamericano. Pretende cumplir su sueño de dicha: participar de una velada en el Luna Park y obtener otra oportunidad por campeonato mundial.
Con tonalidad meliflua detalló cada sensación vivida el sábado en la Federación Argentina de Box (FAB). “Salió todo como habíamos planeado. Tuvimos que cuidarnos, porque (Sergio Eduardo) González revolea mucho sus manos pesadas. Aprovechamos su ansiedad, inexperiencia y nerviosismo de todo lo que le había pasado: él era campeón en receso. Todo esto influye arriba del ring”, cometa Kojak.
“El trabajo táctico lo hicimos bárbaro, al pie de la letra”, define el experimentado pugilista. Se le escapa una breve carcajada, cuando confiesa: “Había momentos en que yo me quería prender, porque la sangre por dentro corría a mil”.
Un sentimiento pavoroso recorrió su mente tras del choque de cabezas con su rival. “Después que chocamos las cabezas, de refilón, sin querer, me produce un corte. Me asusté, porque dudaba qué había marcado el árbitro Carlos Roldán. Iba por el séptimo round, y el árbitro miró que comencé a sangrar. No sabía cuanto podía ser el corte. Le pedí a Dios que no me pare o llame al médico, porque eso a uno lo pone nervioso y agranda al rival”, rememora.
“No tengo un récord de noqueador, pero la experiencia me hizo saber que no es necesario tener una pegada demoledora para tirar al rival. Se debe agarrar al contrincante en el momento justo, en el cruce, directo al mentón. La punta de la pera es fundamental, ya que cuando nos tocan allí, se cae cualquiera. El único que venía invicto sin caer era Mike Tyson hasta que lo golpearon en el mentón. Lo que pasa que es difícil enganchar a un boxeador en la pera. A González le tiraba mucho al mentón, pero venía bien perfilado y tapado. Se ve que vio muchos videos míos. En los primeros rounds varias izquierdas mías pasaron por encima de la cabeza de él. Luego, le apunté al oído. En su primera caída lo enganché en la cien”.
Las 93 peleas (63 triunfos, 26 antes del límite, 23 traspiés, 4 empates y 3 sin decisión) que ostenta, hacen que no sea difícil reconocer y estudiar el estilo de Ricardo Daniel Silva. El experimentado boxeador confiesa la fórmula para mantenerse en forma. “Siempre trato de estar lo mejor posible y en los últimos tiempos con más razón. Atar los cabos y no dejar ninguno suelto, porque arriba en el ring una vez que tocó la campana, no hay vuelta atrás. No se puede pedir pido ni un recreo para hacer lo que no hicimos antes”.
Un inconveniente tradicional de los pugilistas es medirse con antagonistas que utilizan guardia izquierda. “Me capacité mucho para combatir contra los zurdos y sé que actualmente hay pocos boxeadores que saben trabajar con zurdos, siendo zurdos. Trabajé mucho tiempo con sparring, compañeros en el gimnasio y rivales zurdos. Para mí no es ninguna complicación, al contrario me es más fácil pelear con un zurdo que con un diestro”.
“Quiero recuperar el título sudamericano”, reitera Silva, pues hasta el 13 de diciembre del año pasado lo tenía bajo su poder. Héctor Tejeda se lo arrebató en Mendoza. “Perdí en un fallo injusto -se defiende- Héctor Tejeda me había prometido que la primera defensa la iba a hacer conmigo. Ahora tiene como nuevo mánager a Mario Arano y me cortaron. No quiero que me duerman. Me enteré, lamentablemente, que Tejeda no anda bien de salud y si le confirman que no puede seguir boxeando, el título quedaría vacante y lo disputaría ante Aldo Ríos”. Caso contrario, el neuquino Aldo Nazareno Ríos retará a Tejeda.
“Kojak” ya recibió la habilitación por parte de la FAB para enfrentar al colombiano Raúl Noriega, el 10 de mayo, en el Luna Park. “Sí Dios quiere que me convoquen, porque todavía no está confirmado ni el lugar ni la fecha”.
Para Ricardo, combatir en el Luna Park sería cumplir su sueño y un broche ideal para su extensa carrera. “Le ruego a Dios que me de otra chance por el título mundial, con (el norteamericano Floyd) Mayweather, (el rumano Leonard) Dorin, el que sea. Me tengo confianza frente a todos”.
“¿Por cuánto tiempo pelearé? Eso está en la mano de Dios, porque me cuesta un montón entrenarme. Hay que ser sincero con uno mismo, voy a cumplir 41, parece que no, pero el cuerpo se va desgastando, se va agotando. Por eso le pido que éste año sea el mío”, concluyó Ricardo “Kojak” Silva que con una sonrisa distraída como pidiendo disculpas se despidió: “Qué Dios los bendiga”.
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